La verdad que cuando vienes de Windows o Linux, tiene la sensación que las aplicaciones siempre dejan mucha “basura” en su instalación, cosa que es bastante cierta, en el registro siempre hay algún rastro.
En Mac OS X el proceso de desinstalación de un programa, en principio, si no hay un desinstalador, es tan simple como arrastrar el icono de la aplicación que está en la carpeta aplicaciones a la papelera. Puede que el programa tenga algún archivo de preferencias que se haya quedado sin borrar en alguna parte del sistema operativo, pero a diferencia de Windows, no notaremos un funcionamiento erróneo ni lento por tener estos archivos por ahí, que probablemente ni siquiera veamos a no ser que los busquemos.
Puedes decir, “no me lo creo”, que es lo que yo pensé. Así que busqué una aplicación que me asegure que eso es cierto, y que me borre esos pequeños rastros, esa aplicación se llama AppZapper, que en teoría desinstala estos archivos. Ellos lo llaman “el desinstalador que Apple olvidó incluir”. No nos parece en absoluto un programa necesario, pero ahí lo tenéis por si queréis usarlo.
Podéis descargarlo desde esta URL:
Lanzáis el ejecutable y pulsáis Agree:
Desplazáis la aplicación a la carpeta Applications para instalarla:
Abrís la aplicación, y nos sale un Warning, pulsamos Abrir:
La aplicación es de pago, pero podéis utilizar gratuitamente hasta 5 desinstalaciones. Pulsáis en la pestaña superior derecha, donde la flecha:
Nos mostrará todo lo que hay en la carpeta Aplicaciones:
Seleccionamos la que queramos desinstalar, nos mostrará todo lo que completa la aplicación, pulsamos Zap! y ya está desinstalada:
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